26 Nov POESÍA INÉDITA ARGENTINA: «HORIZONTE ARTIFICIAL» DE ALEJANDRO CASTRO

Advocación de la City
Crece como una mancha
la traducción errada de una historia verdadera
temeridad surrealista
contenida en el tiempo en que veías al enemigo a los ojos
cuando los campanarios de las iglesias
no quedaban ocultos entre torres
espejadas paredones ventanas altas
y la lejanía dormía remontando
sobre el lomo de los caballos.
Basílica de Nuestra Señora de la Merced
emboscada sin árboles la sugestión
escondida como una reliquia
lo íntimo de la colonia resiste aún en la austeridad
de obreros en aux charpentiers
la arcilla fluvial el resto carcomido de los techos
las arengas de reconquista el taconeo marcial
amontonándose en el contorno de pinturas murales y estucos
los descendientes de aquellos imagineros
misionan hoy en un solar distinto
penitentes que olvidaron en sus hornacinas
cartas ruegos promesas murmuradas entre las arquerías
algunas copas que chocan en nochevieja y a su través
el bisel donde se compone esa dicha litúrgica
te convida el humo espeso del incienso
que cubre una plaza y sube como una oración
para descargar repentinamente un bautismo de fuego salvaje
sobre hombres mujeres niños.
Saludan las campanas el dorado y la luz dramática
la sal del sudor la pila del agua
bendita la botella de plástico
que será testigo de los próximos quinientos años. Aquí
en tu frente la impresión de un pasado
que ofrendaba banderas realistas.
La razón mestiza II
No hay que avanzar ni un paso
si al pie del árbol del desierto esperamos
su fruta madura
o arrancada con violencia
ortodoxamente le damos su mordida.
Cae la helada de la santidad cristalina.
Quién conoce hoy el lugar
donde todos los caminos del mundo se encuentran?
Qué puede nacer desde arriba
si no un murmullo electrónico sobre la tensión
de una superficie rota por un mismo dolor?
Algo tan radical como caminar sintiendo
los pasos propios a modo de estrategia
será común empresa del espíritu.
Escuchas la suela sobre el asfalto
una armonización paso a paso? La misma línea
melódica dejará sus tonos altos y bajos
nos movemos con ella.
Y lo imposible que se pide la argumentación
al pie de página como ya sabemos
será tomar riesgo el darse verdadero
presentar el nombre el apellido
para el injuria el análisis absurdo la prisión.
Es eficaz el sol en su registro cenital
sin sombra alguna la certidumbre del absoluto
que deslumbra de belleza sobrenatural
pero ciega
cuando no puede dar claridad
a los rincones aún vírgenes del corazón.
De qué cosas hablará la poesía
para quiénes lo hará mientras vamos
a no se sabe dónde.
Aquí abajo franqueamos nuestra puerta
en esa marcha de destino incierto
compartiendo una provincianía persistente
la construcción mestiza contra la fábula
que entretiene a un niño apoltronado
toda dicha en lengua extranjera.
Abril es el mes
Es un pasillo largo de perfectos azulejos blancos.
Comprimen algo el silencio
el silencio blanco que la camilla separa
como un rompehielos que tan lento
como es posible empujar ya sin urgencia
y atravesar un mar frío de blanco
perfecto. No hay nada que esperar
de un momento que se tiene como el más esperado.
Se revivirá después el instante con una deriva mecánica
la envoltura invisible
el ciclo extrañamente musical de las pequeñas
cuatro ruedas avanzando pero ahora
la estática la inercia y las miradas
el escalofrío en la nariz por el formaldehído
y el alcohol excava un túnel blanco retrasando
todo lo posible cortando a como dé lugar
el océano de fiebre cruda los indicios yendo
y viniendo a través de cánulas de goma
Cómo es posible distinguir en ese momento
rayones de óxido en el cromado
máculas en la bata blanca
como su piel blanca fría perfecta.
Hay que cerrar
las manos sobre lo más cercano
prever el temblor del piso.
Hay una mujer
y la proa tiene una cara
su máscara fría y blanca
rayaba su piel pálida el algodón
pero él era tan hermoso mientras salía flotando
que ni la gravedad lo alcanzaba y era
su peso ninguno en un solo punto
el dibujo de un dios helado perfecto lo más
hermoso que haya atravesado las aguas
el paraíso marino
su extraviado camino a casa.
NOTA BIOGRÁFICA
Alejandro Castro, músico y escritor, nació en 1956 en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, donde actualmente reside. Como músico integró distintas agrupaciones, entre ellas Santa María del Buen Ayre y Ollantay, con las que obtuvo, entre otros, un premio ACE (Asociación de Cronistas del Espectáculo) en 1992. Actualmente integra el Ensamble Folclórico Miel de Caña. Reportes de la noche, su primer libro publicado, obtuvo el segundo premio en el género poesía del Concurso Régimen de Fomento a la Producción Literaria y Estímulo a la Industria Editorial 2006 del Fondo Nacional de las Artes. Con su novela El verano de las Adivinas, gano el primer premio SIGMAR de Literatura Infantil y Juvenil 2011. En 2013 su libro Un Portal de Ovejas integra la colección MILIUNA de poesía, de Ediciones La Biblioteca, auspiciada por la Biblioteca Nacional. Su libro La estación (poesía) es mención en el Premio Literario Casa de las Américas de Cuba 2015 y editado conjuntamente con Un portal de ovejas, por Ediciones en Danza en 2016.
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